Subir o bajar de la montaña constituye la realización de actos trascendentes, que dejan huella -perceptibles en mayor o menor grado- en el alma de los humanos, influyendo en el ánimo y por ello en el comportamiento. Llegar a las montañas es verdaderamente el gran hallazgo que nace del eterno anhelar del espíritu. Elevarnos en esos escenarios de piedra, agua, hielo y luz, sobre todo luz, es caminar hacia la liberación, el gran sentimiento de la cima. En la ascensión, travesía o escalada a las cimas, es donde verdaderamente podemos "probarnos" a nosotros mismos sin engañarnos con "experiencias prestadas". Nietzsche situó a Zaratustra en las montañas alpinas, Buda nació en el Himalaya, Sinaí fué en sus escarpaduras escenario de Dios y de Moises, el Arca de Noé zozobró en el monte Ararat... Todas las montañas de la Tierra son mágicas y constituyen un bosque inmenso de símbolos.

César Pérez de Tudela

jueves, 8 de diciembre de 2011

Laguna y cumbre de Peñalara

No podía faltar en Mal de las Alturas el clásico entre los clásicos del montañismo madrileño.

La cima de Peñalara, el circo glaciar y la Laguna Grande constituyen un espacio irrepetible donde disfrutar de la naturaleza más pura. Los pocos kilómetros que lo separan de la capital hacen que su cumbre, la más alta de la Sierra de Guadarrama con sus 2.428 metros, sea probablemente la más visitada.
Como es domingo y previsiblemente haya muchos montañeros realizando esta ascensión, decidimos hacer una alternativa más "alpina": en lugar de hacer cumbre por la ruta normal iremos primero hasta la Laguna Grande y desde allí subiremos por el Tubo Central hasta la "Ceja". Una vez allí, retomaremos la ruta normal hasta llegar a la cima.

El equipo de hoy está compuesto por José (que repite un año después) y Pablo. El día ha amanecido con un tiempo fantástico y, aunque la mañana es fría, el cielo está despejado. Cuando llegamos al aparcamiento del Puerto de los Cotos ya hay bastantes coches. Cogemos las mochilas y nos ponemos a andar. Son las 9 de la mañana.

Salimos de Cotos
El primer tramo del camino -la rampa que conduce hasta el mirador de la Gitana- está congelado, así que avanzamos con precaución para evitar patinazos. Al llegar a la caseta del depósito de agua nos desviamos a la derecha por el camino que conduce a laguna. Los peldaños que hay al inicio también tienen una peligrosa costra de hielo. Una vez superados los escalones avanzamos por el sendero casi horizontal que se prolonga a media ladera.

Por el sendero hacia la Laguna Grande
El camino pronto sale del pinar, ganando altura suavemente por una zona más despejada, y gira hacia la izquierda rodeando la loma de la Peña de los Quesos. Enseguida desembocamos en la parte más baja de la Hoya de la Laguna Grande desde donde podemos contemplar las paredes de La Hermana Mayor y de Peñalara al pie de las cuales se encuentra la laguna, que no se ve desde aquí ya que se encuentra más alta.

José señala en dirección al circo de Peñalara
El camino de tablones de madera que nos lleva hasta la laguna está cubierto de nieve casi por completo. Avanzamos solos y en un ratito estamos junto a la Laguna Grande (55 minutos, 2'8 km desde la salida).

Llegando a la laguna
La Laguna Grande. Al fondo, parte de La Cuerda Larga

Al llegar a la base del corredor descansamos un poco y observamos el estado en que se encuentra. Hay poca nieve y además está muy blanda debido al sol. No son las mejores condiciones pero vemos que un grupo sube por delante de nosotros, así que nos animamos. El recorrido está marcado en la foto siguiente con una línea de trazos rojos.

Tubo Central de Peñalara
Al poco de iniciar la subida echamos la vista atrás para contemplar la laguna desde arriba. Quizá en la próxima visita ya esté congelada.

Inicio de la ascensión
Debido al estado de la nieve algunos pasos están un poco complicados, pero a pesar de ser casi su primera vez Jose los supera con bastante solvencia.

En la parte más estrecha y empinada
Superado el resalto más empinado nos encontramos con el grupo que nos precedía. Ellos van a hacer la variante del Tubo del Robot (ver entrada de enero de 2011 de Mal de las Alturas). Les rebasamos y continuamos para arriba.

Jose en pleno esfuerzo
Nos queda el último tramo, mucho más abierto y en el que la pendiente es más suave.

Pablo afrontando la última pala de nieve
Hacemos un zig-zag para superar es escalón final. Todavía no se ha formado la cornisa de nieve conocida como "la ceja".

Ya se ve la salida
Una vez arriba, la ladera ya no nos protege del fuerte viento que sopla desde el lado segoviano. Hemos tardado unos 40 minutos desde la base hasta aquí arriba, donde enlazamos con la ruta normal de ascenso hasta la cumbre de Peñalara.

Viento a la salida del Tubo Central
La meseta castellana está cubierta por un bonito mar de nubes del que emergen los picos que conforman La Mujer Muerta y el Montón de Trigo.

Mar de nubes
Nos queda el tramo final, en el que nos acompañan más montañeros. Desde aquí hasta la cima hay aproximadamente un kilómetro.

El camino hasta la cima
Un último esfuerzo y llegamos.

Últimos metros
Y aquí está Jose, emocionado, haciendo su primera cumbre ¡y sin oxígeno!

En la cumbre
Detrás de mi, a la izquierda de la foto, puede verse el puerto de Navafría y las cumbres del Nevero y Peñacabra, visitadas el mes pasado (ver entrada de noviembre de 2011 de Mal de las Alturas).


Al fondo, el puerto de Navafría
Como hace mucho viento y la sensación térmica es baja, no nos quedamos mucho tiempo aquí arriba. El tiempo justo para asomarnos hacia el Risco de los Pájaros y darnos la vuelta para volver al puerto de los Cotos. Al iniciar la bajada vemos a un esquiador ascendiendo a Peñalara ayudado por una cometa.

Snow-kite
Como nos pilla de camino, aprovechamos para subir a la cima de La Hermana Mayor (2.284 m.), donde le saco a Jose esta panorámica con Peñalara al fondo.

Panorámica desde la cumbre de la Hermana Mayor
En el paseo de bajada contemplamos como el mar de nubes va subiendo de cota. Ya cubre el Puerto de Navacerrada frente a nosotros. La cresta que se ve a la derecha son Los Siete Picos.

Bajando hacia el mar de nubes
Llegamos al coche sin más problemas que algún pequeño patinazo sin consecuencias. Hemos empleado en total algo menos de cinco horas, incluyendo paradas para hacer fotos, comer algo y descansar. El día era tan bueno que no teníamos prisa.
Ahora a esperar algo más de nieve y frío para disfrutar de la montaña a tope.

Saludos montañeros.

martes, 29 de noviembre de 2011

El Nevero y Peñacabra

Estamos a finales de noviembre y hace un tiempo fresco y soleado. Apenas hay una fina capa de nieve en la parte más alta de Cuerda Larga y del macizo de Peñalara. Como Juanjo está de viaje por Centroamérica y no consigo coincidir con Raúl, me decido a hacer una excursión en solitario por algún lugar que todavía no haya visitado de la Sierra de Guadarrama. Así que preparo la mochila y me dirijo al puerto de Navafría para hacer una ascensión rápida a dos moles de esta zona serrana: El Nevero (2.209 m.) y Peñacabra (2.159 m.).

Para acceder al puerto de Navafría tomamos la carretera que parte de la localidad de Lozoya. El trayecto hasta el puerto es muy agradable ya que atravesamos un precioso bosque de robles que en esta época del año presenta una bonita estampa otoñal.

El Nevero y Peñacabra desde la carretera.

Según vamos subiendo, los robles van dejando paso a los pinos. Ya en el puerto aparco el coche en una pequeña explanada a la derecha. Hay más coches pero casi todos son de buscadores de setas, que aprovechan la tardía temporada de este año. Unos metros más alante, en la margen izquierda, se encuentra el refugio de Navafría, hoy convertido en Centro de esquí nórdico.

El refugio y la pista de Navalcollado

Junto al refugio comienza el camino de Navalcollado, una pista casi horizontal en su inicio que va ganando altura muy suavemente hasta llevarnos al Nevero. Se trata de la opción más cómoda para ascender, pero también la más larga. Así que retrocedo justo hasta donde se encuentra el cartel con la indicación de "Puerto de Navafría. 1773 m.". Subo el pequeño talud que hay al borde de la carretera y paso al otro lado de la alambrada por una puerta giratoria que impide que escape el ganado. Al final de una pequeña praderita se ve el inicio del camino que sube entre los pinos por la línea de máxima pendiente. Esta es la máxima dificultad del itinerario de hoy: hay que ascender unos 300 metros en el primer kilómetro de recorrido. Más vale haber desayunado en condiciones.

Subiendo por la empinada senda
El camino discurre en todo momento pegado a una alambrada por el lado izquierdo, según ascendemos.
Al ir ganando altura los árboles comienzan a escasear y se puede ver algo del paisaje.

El bosque se va despejando
Superados los 2000 metros de altitud, la única vegetación que hay son piornos. Ahora podemos ver una amplia panorámica del valle del Lozoya y frente a nosotros el escalón rocoso del Alto del Puerto.

El Alto del Puerto
El camino remonta el escalón haciendo varios zig-zag. Una vez superado este, me detengo para descansar y contemplar el magnífico paisaje que se divisa desde aquí.

Contemplando el valle
Con el aliento recuperado reanudo el camino. El terreno ahora es mucho más cómodo y el único obstáculo lo constituyen los restos de fortificaciones y trincheras de la guerra civil.

Al fondo, el Nevero
La cumbre del Nevero es una loma ancha y redondeada. Aquí hay aún más restos de rudimentarias fortificaciones militares. Qué frío debió pasar esta pobre gente aquí...

Cumbre del Nevero (2.209 metros)
Junto a lo que queda del desmochado vértice geodésico contemplo el final de mi recorrido de hoy: el Peñacabra. Aunque en la foto no se aprecia, lo claro del día permitía ver el macizo central de Gredos, completamente nevado.

Mirando hacia Peñacabra
Tras un cómodo paseo llego al Peñacabra, donde contemplo un grupo de buitres que pasan planeando tan cerca de mí que puedo oír el silbido que hacen sus enormes alas al cortar el aire.
Tomo un tentempié y me pongo en marcha, retornando por el mismo camino.

Cumbre de Peñacabra (2.159 m.)
Antes una última mirada a Peñalara, que desde aquí presenta una silueta piramidal que le hace aún más bello.

Peñalara
Ya casi llegando vuelvo a ver el embalse de Pinilla.

Lozoya y el embalde de Pinilla
La bajada final hasta el puerto se hace incomoda por la fuerte pendiente del camino, pero en unos minutos llego al coche. En total he empleado 3 horas y 20 minutos, incluyendo paradas, en recorrer unos 11,5 kilómetros.

Ahora, a planificar la próxima excursión. ¡Saludos montañeros!

domingo, 16 de octubre de 2011

Peña Cebollera Vieja o Tres Provincias

Aprovechando el tiempo impropio de la época del año en que estamos (es 13 de octubre) iniciamos nuestra ascensión de hoy. Nos proponemos subir a la Peña Cebollera Vieja, o Peña de las Tres Provincias, que constituye el punto más septentrional de la Comunidad de Madrid y con sus 2.129 metros de altitud separa (o une) a las provincias de Segovia, Madrid y Guadalajara.

Mapa con la ruta realizada (© IGN)

Dejamos el coche aparcado junto a la gasolinera que hay en el puerto de Somosierra (1.445 metros sobre el nivel del mar) y tomamos en dirección Norte la calzada de la antigua Carretera Nacional I, hoy convertida en una carretera prácticamente abandonada.

Comenzamos a caminar por la antigua Nacional I

Cuando llevamos aproximadamente 1 kilometro de suave descenso aparece un camino a nuestra derecha que tomaremos para, unos metros después, franquear una puerta para el ganado.

El camino que sale de la carretera
El paso de ganado, con la Peña del Chorro al fondo


Avanzamos un poco y vadeamos el Arroyo de las Pedrizas y enseguida alcanzamos el Arroyo de la Peña del Chorro (400 metros desde que dejamos la carretera). Estos dos cauces se unen unos metros más abajo para formar el Río Duratón.
Antes de vadear el segundo arroyo, nos desviamos de nuestra ruta por un estrecho y algo complicado sendero para poder disfrutar del espectáculo de la cercana Cascada del Chorro. A pesar de la poca agua que cae en esta época del año, merece la pena contemplar como cae desde las peñas.

El Chorro

Regresamos al camino, ahora si cruzamos el arroyo, y comenzamos la ascensión.

Después de un brusco zig-zag aparece la primera rampa, que es mortífera y nos hace resoplar. Ganamos altura hasta una segunda "zeta" del camino tras la cual viene una segunda rampa un poquito más suave que la anterior. Hemos recorrido unos 1.400 metros desde que vadeamos el arroyo hace 20 minutos. En este punto aparece un claro y empinado camino a nuestra derecha que nos conduce, después de un tercer zig-zag, hasta el pinar que hay más arriba.

Ascendemos hacia el pinar

A partir de aquí el camino discurre por un ancho cortafuegos por el que continuamos unos 400 metros hasta llegar a una pista. Aquí giramos a la izquierda y apenas a veinte metros abandonamos la pista y tomamos el camino que aparece a nuestra derecha.

Por el cortafuegos

Continuamos ascendiendo por el cortafuegos que atraviesa el pinar y a 600 metros de la pista llegamos hasta un murete de piedra con una alambrada donde el camino gira 90 grados a la derecha. Esta pequeña valla constituye el límite entre Madrid y Segovia, y tendremos que seguirla hasta llegar a la cumbre de la Peña Cebollera Vieja. Desde aquí la vista de la meseta castellana es espectacular.

La meseta castellana
El camino que falta hasta la cumbre es evidente. Nos quedan 2,6 km de camino ascendente con una rampa final bastante dura.


La Peña Cebollera Vieja, al fondo
Poco a poco van desapareciendo los pinos. Estamos a unos 1.900 metros de altitud, en las Peñas del Reajo del Oso. El cortafuegos se cruza con un camino que, si seguimos a la derecha, nos llevaría hasta la cumbre haciendo un larguísimo zig-zag. Nosotros optamos por la ascensión directa.

Rampa final
La cuesta tiene unos 900 metros de longitud y a mitad del recorrido la pista queda interrumpida por unas rocas que sorteamos por la derecha.

Rocas que interrumpen la pista
La pista de ascenso, desde arriba
Un último esfuerzo y alcanzamos nuestro objetivo. Las vistas desde aquí son impresionantes: toda la meseta castellana, la Sierra de Ayllón, con los 2.273 metros de Pico del Lobo, hacia el sur la Sierra Pobre y al suroeste la Sierra de Guadarrama, con Peñalara y La Cuerda Larga recortándose en el horizonte.

En la cumbre, con la Sierra de Ayllón al fondo
Para llegar hasta aquí hemos recorrido aproximadamente 7 kilómetros, empleando unas dos horas y media. Nos tomamos un merecido descanso y el consabido avituallamiento. Tres cuartos de hora después iniciamos la marcha, pero antes un último vistazo al paisaje.

Mirando con los prismáticos
También me paro a contemplar un monolito con una placa en homenaje al cuerpo de Guardas Forestales.

Monolito en memoria de los Guardas Forestales
Antes de iniciar el descenso propiamente dicho nos queda realizar una travesia de unos cuatro kilómetros por la cuerda de la Sierra Cebollera, siempre por encima de los 2.000 metros de altitud. Pasamos por la Peña de los Abantos (2.124 m.), el Cerro del Recuenco (2.083 m.), Cabeza del Tempraniego (2.069 m.), Reajos Llanos (2.022 m.) y, finalmente, Cuchar Quemado (2.045 m.).

Buscando el Pico Ocejón desde Cabeza del Tempraniego 


Al final del camino, Cuchar Quemado
En la cumbre de Cuchar Quemado. A la izquierda, al fondo, se distinguen la Cuerda Larga y Peñalara
Hemos empleado una hora desde que salimos de Peña Cebollera y ahora es cuando realmente iniciamos el descenso. Primero bajamos a media ladera, sin sendero definido, hasta una ancha terraza situada en la parte superior de una ladera repoblada de pinos, al norte de Cuchar Quemado. Desde el centro de esta terraza parte un sendero que baja vertiginosamente hacia una ancha pista que hay más abajo. En 600 metros de recorrido descendemos 200 metros.

Llegando a la pista
Tomamos la pista hacia la izquierda durante 1,1 km hasta un camino que sale a nuestra derecha. Descendemos por el haciendo un par de zig-zags que nos conducen hasta un pinar. De nuevo tomamos un camino parcialmente pavimentado de hormigón que sale a nuestra derecha para salir del pinar descendiendo por una pronunciada cuesta. Avanzando un poco más podemos ver la Peña del Chorro, abajo a nuestra derecha.

La Peña del Chorro

A partir de aquí  el camino discurre entre muros de piedra, descendiendo suavemente hasta el Puerto de Somosierra. Por el camino encontramos numerosas vacas y también caballos.

Vacas llegando a Somosierra
Hemos empleado un total de 5:45 horas (incluyendo paradas) para realizar este recorrido de 16 km. con el que inauguramos la temporada 2011-2012 de Mal de las Alturas.

¡Hasta la proxima excursión!